Carácter es destino
Los sentimientos y emociones, aún imaginados, nos configuran. Las palabras son la germinación de los absurdos de mi ser, mi único destino. Sean benevolentes.
viernes, 8 de marzo de 2024
Tatuaje
martes, 5 de marzo de 2024
Postmodernismo recalcitrante
Secos laureles imperan
mientras los surcos de la tierra
se anegan de sangre,
de sudor,
de lágrimas.
Todos miran impertérritos,
ajenos,
como si el mundo -la vida-
no fuese con ellos
y aplauden,
pidiendo un bis.
Muerte a la muerte,
gritan mientras se sumergen
en una vorágine suicida
de verdades a medias,
de medias mentiras
que adormecen el deseo
inventando deseos.
jueves, 25 de enero de 2024
El fraude
Una palabra
no acude a la llamada
y permanece ausente
impertérrita
en su nada.
Afuera
todo sucede,
nada se detiene,
como si el poema
no importara,
como si la vida
no importara
o
como si la muerte
no importara.
Mientras tú haces el amor,
o follas desesperadamente,
mientras bebes y bebes
y vuelves a beber, hasta desfallecer,
mientras crías tus cuervos,
mientras cuentas tus tesoros
y preparas tus ojos,
yo busco
una palabra
que se escapa.
Se vive bien en Nigrán.
Define oración impersonal.
Silencio
gritando silencio.
El sonido de los sueños
al quebrarse.
Los naufragios.
Ser y estar.
Solía ser poeta
cuando creía en la poesía.
Era un fraude.
jueves, 4 de mayo de 2023
Incongruencias ilusionantes
te miro
y me imagino
escuchando mis estupideces
no sé
si yo me soportaría
con ese aire
de poeta lánguido
y vencido
por su propio ego
no sé
si yo fuera tú
cómo podría sobrevivirme
y no perder el aliento
en esta eterna crisis
en este tiempo desconcierto
reconozco
que casi nunca acierto
cuando permaneces esquiva
y calibro tus silencios
dibujando
tempestades de humo
que se diluyen
si abrimos las ventanas
no quiero ser cursi
pero a veces descubro
quedamente la alegría
te miro
y te admiro
lunes, 12 de diciembre de 2022
Argumentario nihilosofista para dummies
¿Por qué no?
En invierno la nieve cubre las cumbres
y los árboles se desnudan para no morir de frío
y para no morir de hambre.
Y hay que tener en cuenta que
los perros acuden raudos al celo de las perras
y además
a lo lejos se escucha una orgía de serpientes.
Si caminas tu camino y te topas casualmente
un manzano repleto de manzanas,
¿no estiras tu brazo?
¿no tomas un fruto?
¿no calmas tu hambre?
Entonces, ¿por qué no?
Recuerda, Dios es un recuerdo
en estos tiempos postmodernos
que huelen dulce artificial.
¿Moral? Dinero.
¿Amor? Dinero.
¿Salud? Dinero.
¿Dinero? Superficial.
Power is power.
¿Cultura? Popular.
¿Por qué lo hice?
Porque sí. ¿Por qué no?
jueves, 8 de diciembre de 2022
Todo está bien
Me despierto.
Aún sigues ahí.
Todo está bien.
Puedo intuir el silencio
que acecha tras la ventana,
a la vuelta de la esquina,
dentro de nada.
Ya no somos niños
que sueñan que aman
y sin embargo me resisto
a abandonar la cama.
A veces los relojes se paran
mientras el tiempo transcurre
y nos olvidamos de respirar.
El silencio también duele
y la monotonía asesina.
Las palabras resbalan,
insumisas, como ecos
del eco de una voz,
apenas audibles.
Sé que no soy yo.
Sé que no eres tú.
Pero sé también
que juntos somos.
No perdono ni un instante,
no te ahorres ni un tequiero
porque sé también
que juntos somos.
Me despierto.
Sigues ahí.
Todo está bien,
pero doy media vuelta
y vuelvo a dormir
para seguir soñando,
contigo.
jueves, 1 de diciembre de 2022
No debería, pero pasa
miércoles, 27 de abril de 2022
Cruzar los dedos
[Este texto nace de un ejercicio de aula. Les pedí a mis alumnos una historia verosímil en la que el/la protagonista se despertase de repente y sintiese que su sexo había cambiado. Esta es mi versión. Tiempo de escritura: 30/45 minutos]
CRUZAR LOS DEDOS
El despertador me dio un susto de muerte cuando empezó a sonar el quiquiriquí estridente que me sacaba de mis mundos más secretos, de mis sueños salvadores. Todavía me negaba a abrir los ojos y empecé mi rutina mañanera: primero estirarme, desperezarme, y después ya enfrentarme a la luz traicionera.
Sin embargo esta mañana había algo extraño que noté enseguida. por lo general me despierto bien llenito de pis, y con el grifo cerrado con candado, ja, ja, ja. Pero hoy no sentí entre mis piernas el bulto habitual, aunque sí tenía ganas de mear. ¡Qué raro! Cuando iba a incorporarme sentí otra rareza. De repente algo sobresalía en mi camiseta de dormir, y era algo que nunca había estado allí. Dos algos, para ser preciso. ¿Qué estaba pasando? No entendía nada y solo pude abrir la boca para gritar, pero mi vozarrón ronco y viril se había esfumado y en su lugar hizo aparición una voz tierna, delicada y mucho más aguda de lo habitual.
Me incorporé de un salto y corrí hacia el cuarto de baño. El espejo me dejó atónito, ¿o debería decir atónita? Frente a mí había una niña, no yo. Es decir, era yo, pero no era yo. Aquella niña se parecía a mí, tenía muchos de mis rasgos característicos: mi nariz afilada, mis ojos luminosos, mi melífero color de pelo, mis orejas pequeñas y perfectas…, pero al mismo tiempo todos esos rasgos tenían un aspecto más suave, más femenino. Era yo, pero no era yo.
Entonces pensé: “¿Cómo voy a explicarles esto a mamá Bea y a mamá Merchi? ¿Y a mis amigos? ¿Y a mis compañeros de equipo?”. Era una auténtica tragedia, tendría que dejar de hacer mi actividad favorita, el fútbol.
Lo único que deseaba en ese momento era estar durmiendo, y que todo aquello no fuese más que una pesadilla. Pero no.
La voz de mamá Merchi sonó desde el piso de abajo: “¡Luna, a desayunar!”. ¿Qué podía hacer? ¿Cómo iba a explicar esto?
Bajé con inseguridad y me dirigí a la cocina. Mis madres estaban ya sentadas a la mesa. Me miraron y me dieron los buenos días.
-¿Qué tal has dormido, cariño?- dijo mamá Bea.
Yo era incapaz de articular palabra, solo podía mirarlas alternativamente buscando en ellas un atisbo de sorpresa. Pero no. Estaban tan tranquilas, como si yo hubiese sido una niña desde siempre.
-¿Te encuentras bien, Luna? Tienes mala cara. Tal vez sea buena idea que hoy no vayas a clase…- Merchi siempre tenía excelentes ideas.
Volví a mirarlas y sentí que un amor inmenso me rodeaba. Ellas eran maravillosas y nunca te juzgaban por tonterías. Eso es ser madre, y lo demás, tonterías.
Entonces me di cuenta. Me habían llamado Luna en lugar de… ¿cómo me llamaba? ¿Qué sucedía? Ahora sí que no entendía nada.
Empecé a llorar desconsoladamente y Merchi y Bea enseguida se acercaron y me abrazaron.
-Tranquila, cariño. No pasa nada. Estás a salvo aquí, con nosotras.
Mamá Bea comenzó a explicarme, una vez me hube tranquilizado, qué sucedía. Hace dos meses tuvimos un grave accidente de tráfico y yo sufrí un fuerte traumatismo en la cabeza que ha tenido efectos sorprendentes. Desde entonces, cada mañana, me despierto con recuerdos falsos de niño, como si la parte de mi cerebro en la que reside una parte de mi identidad estuviese afectada. Recuerdo a mi familia, pero no me recuerdo a mí. Los médicos no saben qué hacer para ayudar en mi recuperación. Esperan que el tiempo pueda solucionar este problema, que no sea definitivo. Dicen que debemos confiar en la plasticidad del cerebro. De momento lo único que se puede hacer es cruzar los dedos, y esperar.
miércoles, 13 de abril de 2022
Seguir siendo poeta
Si tuviera que despedirme ahora
no sabría por dónde empezar.
¿Cómo decir algo que importe
cuando el poema se dibuja
nítidamente
como una sucesión de silencios
encabalgados?
¿Cómo seguir siendo poeta?
Los amaneceres repiten su soniquete
tras otra noche de lujurias clandestinas
que no sacia soledades,
y cada mochuelo se retira a su olivo
con el estómago lleno
pero enfermo de vacío.
Los sueños languidecen
cuando pierdes la memoria
y ya nada te sabe dulce;
cuando el presente se desdibuja
y vivir es un recuerdo
amargo que aturde.
No podemos volver atrás
y ser otros,
porque somos los que fuimos
para siempre,
apenas un instante
insulso y vano.
Todos los castillos acaban por derrumbarse,
asediados por la vida,
y los caminos otrora transitados
ofrecen un silencio sepulcral
y sendas que se desdibujan
entre pasto del recuerdo
y malas hierbas.
Nadie vive a salvo,
por mucho que se esmere,
de probar las dulces mieles de la derrota
y el desamparo.
Y todos danzaremos con la muerte,
más tarde,
o ahora.
Dios ha muerto
y descarto volver a verte,
sé que tus manos no volverán
a guiar mis pasos
vagamundos,
y en mi pecho hueco
no resonará tu voz.
¿Qué decir
cuando decir adiós no existe?
sábado, 2 de abril de 2022
Estaciones de paso
[El lunes, 28 de marzo, falleció mi abuelo. Tenía 97 años y una vida larga y plena a sus espaldas. Verle apagarse ha sido una de las experiencias más tristes que he sufrido. Para mí fue como un padre. Eso significa que ya he enterrado dos. La soledad y el camino esperan.]
Hoy siento frío
y no quiero escribir,
aunque escribo.
Ante mí un tiempo agreste,
un teatro vacío,
un silencio indeleble;
a mis espaldas, lo vivido.
Los paisajes amados
ya no serán los mismos
que descubrí de tu mano
cuando era apenas niño,
un mundo de sangre y de barro,
de trabajo duro y de cariño,
aquel mundo tuyo
que ahora es mío.
Lato acompasado
al son de tu reloj,
heredero de tu nombre
y de tus labios,
parcos y sabios,
heredero de tu amor.
Tú viniste, viste, lloraste,
sufriste, reíste y follaste,
cantaste, mentiste,
perdonaste, amaste
y venciste.
Así sí se puede morir.
El tren se dispone a partir,
por nadie espera,
conviene ser puntual
y no quedarse en tierra.
Gracias, me decías
cuando te besaba;
gracias, te digo
por haberlo permitido.