jueves, 23 de agosto de 2018

Entonces

Cuando las palabras se te atoren,
se encabriten
y huyan despavoridas
nos quedará un silencio
compartido,
inexacto
y redentor.

Cuando las emociones
nos miren de soslayo,
lloraremos
mares de tinta sinsustancia,
y reiremos
desiertos de sentido.

Cuando el tedio se instale
y las campanas repiquen a duelo
puntuales a la cita
y nos presente el suelo,
cerraremos los ojos,
cogidos de la mano,
y pintaremos otros cielos.

Podemos temblar de miedo
interrogante
ante un futuro incierto
o
simplemente
volar.

Podemos temblar de frío
intuyendo un nuevo infierno
o
simplemente
volar,
porque cada segundo es eterno.

Y tú, ¿qué harás tú entonces?
Nunca olvides tus sueños.

lunes, 13 de agosto de 2018

Incandescencia en mí mayor

Espera,
detente,
atenta.
El aire quema
y duele respirar.
Vive.
Bebe.
Déjate derramar.
El tiempo siempre vuela
y nunca supo a-mar.

Derriba todas tus barreras,
dibuja tu propio camino,
persigue tus ganas de más. 

No tengas prisa,
la meta es la frontera
que no quieres cruzar,
la última sonrisa.

Quema el aire cuando sueñas,
cuando rechazas despertar,
cuando despliegas tus velas
y arde el qué dirán.

Las cenizas del incendio
son las nuestras,
nuestras ansias lisonjeras,
los quebrantos y los duelos,
las mentiras piadosas
y los más oscuros secretos.
Pasto de las llamas,
humo, éter, nada.

Vive. Bebe. Ama.

Vividores

El silencio ruega por nosotros,
pecadores,
irredentos,
obstinados,
e inventa otra excusa para el amor.

Somos polvo y somos agua que fluye,
palabras impostadas,
segundos a destajo,
estrellas fugaces que apenas refulgen.

No hay más esperanza
que mirarnos a los ojos,
frente a frente,
y no morirnos de vergüenza.

Paseamos junto al mar,
nos entregamos al placer
cuando el placer nos regala su sonrisa,
y lloramos en la pena.

También escribimos versos
para sabernos vivos,
para vivirnos.

Y no,
no vamos a huir.