domingo, 29 de septiembre de 2013

Ángel custodio


…Tengo un apetito voraz…

Y yo te observo,
como un ángel custodio,
entre la admiración hambrienta
y el terror duermevela.
La lluvia y tu respiración
adormecen mis sentidos
pero inflaman una imaginación
acostumbrada al desamparo,
a disfrazarse de olvido,
a ser un mal presagio.

…¡Pólvora!…

Pronuncias las palabras con énfasis,
con los dientes y los puños apretados
y en tensión me crece la angustia
de una noche eterna que diluvia
y ofrenda pesadillas a mi sueño dorado.
Maldigo el insomnio que me obliga
a escuchar tus noches elocuentes
cuando intempestiva mascullas entre dientes
otro nombre, un sonido que asesina.
Después te das media vuelta,
a veces te beso, rozando apenas tu mejilla,
para no despertarte,
para pensarte tranquila,
y me entrego a mis monstruos.
¿Soportarás mi condición de suicida?

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