No se parece a ti este atardecer
con el sol cediendo protagonismo
a los secretos que surgen del mar.
Tampoco el amanecer con su bostezo
y su apatía, ni la noche que se agosta
y fenece.
No se parece a ti la ciudad indómita
que exagera sueños y pesadillas
y reverbera.
Tampoco la playa, esa frontera
que cercena el horizonte más cercano,
y lo niega, lo niega, lo niega.
No se parece a ti el silencio traidor
que incesante mana a borbotones
de todas las gargantas exigidas,
ni el paso del tiempo incontestable
dibujado en mis ansias de saldo,
esta derrota auto-infligida.
Casi nada se parece a ti.
Salvo quizá el sol del atardecer al besar tu mejilla,
el alba que te dibuja virginal, dispuesta a todo,
la luna entre bambalinas cuando la observas.
Puede que algunos rincones inesperados
donde la ciudad y la playa se confunden
y ofrecen su lengua al mestizaje.
Seguro mis palabras, arena de un reloj
que corre hacia ti,
sin perder un instante.
Casi nada se parece a ti, salvo tú,
cuando te observo.
Una forma maravillosa de describir a quien se admira y ama por encima de la trivialidad que solo adormece, ella es para soñar y soñar. ¿Y la cuota que pone el amor? ... claro, la guinda roja y dulce!!! Perfecto, precioso.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias Paty,
Eliminarla verdad es que él, ella, o "ello" lo merece… ;)
Todos lo merecemos.
Un saludo.