los enajenados bienaventurados
que se resisten a doblar la rodilla,
los granos enquistados en la rabadilla
de un poder antropófago
que muere y muere y resucita,
los supervivientes hasta la muerte
y sin posibilidad de amparo,
los sindiós.
Aquí estamos sin perspectivas de futuro,
sin presente en que soñar,
sin un puto duro
y con unas ganas enormes de gritar.
Aquí estamos dispuestos a estar,
y sobre todo dispuestos a ser,
de pie, sin echar el cuerpo a tierra.
Aquí estamos, con los pies desnudos
para que sepáis que no queremos escapar,
para echar raíces y enseñaros
cómo se conjuga el verbo amar.
Y si no fuera porque aquí estamos... ¡ay!
ResponderEliminarBesos.
y dispuestos a la palabra, Cristina. Locos por incordiar, que dirían algunos.
EliminarBesos compartidos.
me gusta, tiene fuerza...ánimo y sigue (con)jugando!
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