No me creas
si te digo
que fuiste la primera,
que no respiro
si me alejo
de tu vera,
que sin ti
siempre es domingo
y que tu nombre
me sabe a primavera.
No me creas
cuando callo
y te observo quedamente
resistiendo
el impulso de poesía
paladeando una imagen
imposible
que vale mucho más
que mil palabras.
No me creas
cuando lea tus arrugas,
tus canas,
tus secretos duermevela,
cuando invente una metáfora
que anonade
a la nada
con su verdad en vena.
No me creas
si pronuncio
sí, quiero,
ni me creas
si te niego, te niego, te niego,
si lloro sin motivo,
si me pierdo entre tu pelo.
Después de todo
conviene saber
que escribir es un acto de fe,
que vivir es un acto de fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario