Otra vez la lluvia
acude y alimenta
las calles
con su paz queda.
Pronto hará frío
y veremos
bufandas y abrigos
poblar las aceras.
El tiempo sucede
y nosotros
sucedemos,
invariablemente.
Enciendo y apago
la luz
para comprobar
que sigues ahí,
y sí,
y el fuego del hogar
atempera un alma
que despierta
y que celebra
cada instante otorgado
cuando sentir
es un regalo.
No lamento
los caminos recorridos
buscando Roma,
que eres tú.
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