miércoles, 13 de septiembre de 2017

Autodeterminación



Las calles reverberan
y un ruido de bocas que susurran,
de miradas que sospechan,
se apropia del silencio.
Las estatuas, inermes
en sus pedestales,
tiemblan de miedo.
El aire huele a sangre.
Las banderas ondean
al son de los alientos
que cantan alegres
canciones de guerra.
Los poetas huyen,
espantados.

El enemigo es el otro.
El otro es culpable.
El otro no soy yo.

Observo el gentío,
escucho sus gritos.

Quizá sí haya que tomar partido
y autodeterminarse
contra viento y marea
a vivir en un tercero,
a soñar con ser distinto
y decirle al mundo entero
que carácter es destino.

No tengo más patria
que el suelo que piso.
Yo me quedo en mi casa.
Yo me quedo contigo.

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