Ella lo observaba desde su mundo gris,
sin sueños que inflamaran su esperanza,
instalada en el silencio elocuente
del que ha vivido ebrio de palabras.
Él dibujaba arcoíris con las manos desnudas,
escribía recuerdos en verso, y regalaba
bolboretas, papillons de toutes les couleurs
para el sueño sin sueños de su amada.
Ahora ella lo observa mientras él pinta
con la mano desnuda y desnuda el alma
historias de amor en cada esquina,
palabras ebrias promesa de esperanza.
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