Cada caricia que mis manos
dibujan en tu cuerpo
es un tequiero
escrito a sangre y fuego,
un tatuaje de mis ansias en tu espalda.
Ahora que tu piel se estremece
entre mis dedos, y una marea de amor infinito
inunda nuestros sueños,
soy yo el poeta que soñaba,
tinta a parte.
Ahora escribo con mis manos
entre tus piernas las metáforas más bellas,
y cada palabra es sustantiva,
cada adjetivo esencia inseparable de tu alma
de verso insuperable.
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