domingo, 12 de julio de 2009

Hacedores del absurdo

Hay quien oculto en las sombras de la noche
imagina paraísos de dicha, de alegría desbordada.
Se sienta, ajeno a la vida, a contemplar la vida ajena,
imaginándose protagonista de la historia.
Inventa un mundo a la medida y se deja mecer,
ebrio, hasta el alba que castra el deseo y lo oculta.

Hay quien reduce su existencia al sufrimiento de saber,
quien se flagela el alma con verdades escritas,
insumisos de la muerte, jueces, escribas
y demás caterva de poseedores de fe.
Codifican el mundo a su imagen, engendrando odios,
salpicando, graznando a voz en cuello sus condenas.

Hay quien decide no ser y roza meramente el estar,
sueña con hombres y mujeres desnudos, con un yate,
y un rólex. Y se masturba.
Ven un mundo simple, un objeto más del que gozar.

Otros permanecen expectantes, seguros en la duda,
ávidos de mar, perdidos en los recovecos de la incomprensión.
Ajados espíritus que hacen suyo el sufrimiento,
el amor y la alegría,
sabedores del absurdo, hacedores del absurdo.

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