Casi me olvido de jugar
orillado por un mundo
que aturde,
casi pierdo una metáfora
y una sinestesia
ahogándome
en un mar de certezas.
El fulgor de antaño
es ascua hoy.
Y sin embargo.
Estoy mayor
para soñar a pierna suelta
y redimirme.
Nunca nadie ha ganado
la contienda
contra el tiempo
y su condena.
Estoy mayor
para escribir este poema
y tomar en serio
al poeta que hay en mí,
balbuciendo
cuatro versos sin sentido.
Y probablemente
estoy mayor
también para ganarme
los deseos que aún deseo:
tu cuerpo junto al mío
mientras nacen tres palabras;
tierra para crecer;
aire para volar;
lápiz y papel.
Y sin embargo,
solo a veces,
el tiempo es infinito
y puede ir al revés
y el juego,
casi ya olvidado,
se reinventa.
Y palabra tras palabra
el poema se escribe
y arde.
Y yo vuelvo a ser poeta.
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