De niño estuve aquí
y observé con fruición
los jardines eternos
que prometían amor
que irradiaban placer
y luz tamizada
por la intransigente
exuberancia del tiempo
Nada ha cambiado
de lugar
nada huele distinto
no obstante
no es lo mismo
aunque floreces
pensamientos
siemprevivas
rosas del desierto
y un poquito de amor
En la tierna juventud
y áspera
hollé tus sendas
también umbrías
como un impostor
cualquiera
fingiendo que fingía
por ocultar una verdad
que siempre se impone
y se impuso
Los caminos finalmente
son destino
y el futuro no revoca
lo vivido
si el corazón impera
tras la herida
Si muero hoy
muero tranquilo
y en paz