Crees que miento cuando hablo
y cuando callo crees que miento,
y yo me confieso equidistante
que la verdad es un camino
jamás recto,
nunca de un solo sentido.
No puedo negar mis ausencias
cuando me pierdo en tus silencios
y la niebla oculta el horizonte;
yo también naufrago
y apenas nado.
No puedo negar el deseo
eternamente insatisfecho
que anida en un pecho
que ya no late
acompasado.
No puedo negar la evidencia
de una soledad que multiplica
los instantes muertos,
los alacranes
y los gusanos.
No quiero ser tu lágrima
ni quiero ser tu féretro.
No quiero ser lamento
ni desperdicio
ni desperfecto.
Es ahora,
cuando la tiranía del tiempo
ejerce impertérrita su poder,
que descubro
la insondable profundidad
de mis huecos.
Es ahora,
tú y yo sabemos,
el instante decisivo:
o claudicas
o claudico.
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