y llueve sobre mojado.
Las calles discurren vacías
y las ventanas se pueblan de sueños
a veces de amor
que fabrica castillos de naipes
con las gotas que besan el cristal,
a veces pesadilla
y angustiante soledad duermevela
que observa el alféizar
con mariposas en el estómago.
Algún paraguas se atreve al desamparo,
e invariablemente naufraga,
no es este un tiempo de héroes.
De fondo el mar hace el amor con la roca
y ruge,
intrascendente,
melodías de invierno y de sal.
Sigue lloviendo,
se perpetúan las mareas,
siempre el mismo río, nunca el mismo río,
y se pueblan las ventanas de poetas.
Un placer descubrirte y leerte. Me quedo a por más.
ResponderEliminarSaludos.
Es un placer recibirte. Un abrazo.
EliminarLa lluvia cierra el círculo vital cuando llega...
ResponderEliminarAlgún paraguas se atreve al desamparo,
e invariablemente naufraga, (sic)
Me gusta, Alvarito.
Comparto.
Namasté.
Comparta señorita Morgana, con su gracejo habitual.
EliminarBicos.
Alvaro, me ha parecido precioso. Un gusto leerte. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias María del Mar. Un gusto que me leas. Un abrazo.
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