Es cuando todos los demonios acuden a tu encuentro,
sin previo aviso,
y te cercan,
y te constriñen el alma a dentelladas provocando un pavoroso
vacío;
es cuando el tiempo se bifurca
y acaricia las mieles veneno de una doble vida,
un naufragio;
es cuando a pesar de todo y no obstante
se hacen insuficientes,
y las palabras se aligeran y desaparecen;
es cuando el rumbo lo dicta un gato.
Una catástrofe.
No lamento el viaje, este amor era eterno.
¿Podría ser que todos los amores vividos sean eternos?. ¿Acaso está la eternidad en lo que es interminable?. Vaya preguntas... ¿Pero por qué no creer que todos los amores vividos dejan una huella, aunque sea minúscula, que les confiere eternidad?.
ResponderEliminarEs el calor, que me derrite las neuronas y entonces formulo estupideces. Tú no me hagas ni caso y sigue escribiendo así, aunque nos desgarres un poco en cada verso.
Beso fuerte.
pues te deseo cientos de amores eternos y que se multipliquen en miles de versos tan originales y reconfortantes...porque leerte reconforta Álvaro!
ResponderEliminar¿Cientos? No, ¡por Tutatis! Sería un sufrimiento insufrible, valga la redundancia... En tal caso el que se alejaría de cualquier tipo de confort sería yo y, aunque me vista a veces de poeta, no tengo ansias de suicidio, de momento.
EliminarMuchas gracias Ana.
mi deseo era una figura retórica, por supuesto, te deseo toda la felicidad del mundo aunque sea a costa de versos insuperables. Un beso.
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