miércoles, 30 de julio de 2014

Ménage à trois

Imaginarte entre unos brazos ajenos,
más fuertes y tenaces que los propios,
se convierte en un ejercicio insano,
propio de poetas sin talento.

Observo como lentamente te desnuda,
prenda a prenda,
cómo te anhela y se hincha,
cómo te hace levitar.

Sufro cada uno de tus escorzos imposibles
y maldigo esas manos elocuentes,
más allá de la tinta,
y claudico ante todas mis carencias.

Escucho tu respiración entrecortada
gimiendo en otro cuento,
vencida por otro amor,
esclava de otro cuerpo.

No.
No me arrasa la imagen.
Después de todo el deseo es un juego
dónde nadie gana,
una broma dulce y macabra
que se ofrece siempre a destiempo,
como una puta inexperta.

Sé que lo has hecho,
que vas a seguir haciéndolo,
que cuentas las horas en silencio
mientras fabulas.
Yo callo,
y otorgo,
y observo.

Te observo mientras me miras,
sonríes,
me invitas
y me susurras al oído:
¡Juega!

No hay comentarios:

Publicar un comentario