domingo, 13 de febrero de 2022

Una mirada cervantina

Ahora el tiempo sucede

y se multiplican las palabras

que vindican el vacío

de una existencia sin sino.

Todas las metáforas

resuenan insulsas

contra los muros de la patria mía,

un templo en ruinas.

Ya no sé quién soy.

Ya ni sé quién fui.

Devoré las páginas

de una historia nimia

y falaz,

y solo encontré

estridente silencio,

gritos ahogados,

un erial,

desolación.

¿Contra qué cargar

si no se ven molinos,

amigo Cervantes?

¿Y para qué?

No hay manera de cagarse y mearse

dignamente.

Nunca seremos héroes

porque la vida no es un cuento

y la muerte apenas importa si ya estás muerto,

pero duele si vives

y no hay bálsamo que lo alivie.

 

“Y luego, incontinente

caló el chapeo, requirió la espada,            

miró al soslayo, fuese, y no hubo nada.”

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