Asistimos atónitos a las exequias
de un presente
que empieza a diluirse,
y permanecemos impertérritos
y equidistantes.
Por fin sabemos
que no existe la verdad,
que multiplicar panes y peces
es apenas cuestión de voluntad,
y que todo está perdido.
El mundo se va a la mierda
pero queremos tomar el sol
porque solo se vive una vez,
se muera quien se muera.
Parece que todo está perdido.
¡Celebremos la estúpida humanidad!
¡Bendigamos el apocalipsis!
Los profetas gritan sus proclamas
agitando a la turba agonizante
mientras los estetas miran altivos
buscando un horizonte
que no ha de llegar,
y languidecen
hastiados.
Pronto nada tendrá sentido,
ni siquiera llorar.
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