Celebro enmimismado
el instante incandescente,
cuando te miro
y te descubro ausente,
viajando lejos,
con equipajes que declino averiguar,
cuando estás,
y no estás.
Bendigo con un verso
este tiempo que se instala
y se entrega impenitente,
sin más horizonte
que otro beso hurtado al sosiego.
Callo,
callo y te siento,
acurrucada y en paz,
y agradezco cada instante
en que, pudiendo volar,
vuelves de tus viajes,
me miras
y me besas,
sin más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario