Dar un paso más, ir un verso más lejos
para acercarse a la ausencia de sentido,
a la última frontera de la realidad.
Dejar a otro la infame tarea de explicar,
dejarte ir, informar jugando,
deleitarse con la mano desnuda.
Vomitar las palabras que arden
y arrasan el alma sin piedad,
dejando rescoldos de nada.
Sangrar tinta negra y espesa,
empeñar el verbo y la vida,
empeñarse en otra mentira.
Es la vida del escritor...; un camino sin retorno hacia quién sabe dónde. Lo has expresado con crudeza, como es, sin adornos...Me ha gustado.
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