El hombre construye puentes
que cruzar para el absurdo,
por placer de construir.
El hombre se recrea en diccionarios
que codifican la incapacidad de decir,
que originan y asesinan la libertad.
El hombre se parapeta en sus diques,
a salvo de nada,
y multiplica su ego hasta el infinito o dios,
hasta la verdad inalcanzable.
El hombre se erige en héroe,
caricatura deformada de sí mismo,
que fracasa en todo intento de creación.
El hombre construye puentes
que se agrietan y desmoronan
bajo el insoportable peso del aire.
Y construyendo esos puentes de los que hablas, levanta a la vez muros de hormigón que lo aislan de cualquier sentimiento cercano a la felicidad. Qué paradoja...; construímos soledad y "nada" en nuestro afán de ser más.
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