Hay quien recuerda golondrinas revoloteando,
olores dulces y sabores cálidos,
rumores de hojas susurrantes,
olas que huyen raudas de sus mares,
ecos de felicidad.
Hay quien se empecina en la ebriedad
de un souvenir ajado,
quien engaña a la soledad
horadando su pasado,
muerto de miedo.
Yo, por más que busco,
no encuentro añoranza,
solo hallo rebuznos,
tímidos intentos de palabra,
fracaso.
La infancia es una guerra de amor y por amor,
la adolescencia una dictadura militar,
la madurez una locura de atar,
la vejez un brindis al sol.
Nada que merezca la tinta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario