Las palabras se acumulan,
se amoldan como bloques de hormigón armado
y crean sujetos inesperados,
se entretejen y bifurcan,
se alejan en silencio y se desmoronan.
Las palabras crecen,
engordan y adelgazan en un ritual empedernido
que las anega de vacío,
encuentran lo que pierden
y en la ambigüedad zozobran y naufragan.
Las palabras no conocen su sentido,
se repiten y repiten en un eco de silencio
nacido de un lamento
de un dios por ellas concebido,
y eligen el suicidio contra un muro de viento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario