Esta mañana el sol no salió,
camparon a sus anchas maleantes y delincuentes,
arrasando toda urbanidad a su paso,
nadie en las calles reclamaba justicia,
el individuo se hizo dios
e imperó el más fuerte,
aquél que era sordo a los lamentos ajenos.
Quizá mañana encontremos la fórmula
y seamos capaces de alumbrar,
de borrar la soledad que nos tritura
y nos impide ver.
Quizá mañana salga el sol
y los vampiros y los banqueros,
los asesinos, violadores y los rateros
se esfumen en su virtud,
y seamos esclavos de nadie.
(Ilustración de Carlos Barocelli)
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