Armoniosa es la voz de la mujer que al alba
canta tu nombre mientras se lava los dientes.
Bella su belleza de bata raída por el tiempo,
la hipoteca y los impuestos.
La ternura inunda tu rostro cuando,
por enésima vez,
te invita a ser Guillermo Tell
frente a la taza del váter.
Es ella y no otra la que cura tus heridas
cuando llegas a casa derrotado por la vida,
sangrando lágrimas saladas junto a ti,
haciéndose ovillo en tu dolor.
A pesar de todo a veces la vista huye
tras cuerpos de otro tiempo, llevándote
a un sueño de satén y noche eterna,
del que despiertas sudando, intranquilo, sin ella.
A pesar de los pesares, de los gritos,
de las deudas en la cuenta del olvido,
es ella, no otra, quien te observa,
satisfecha, y te ama.
canta tu nombre mientras se lava los dientes.
Bella su belleza de bata raída por el tiempo,
la hipoteca y los impuestos.
La ternura inunda tu rostro cuando,
por enésima vez,
te invita a ser Guillermo Tell
frente a la taza del váter.
Es ella y no otra la que cura tus heridas
cuando llegas a casa derrotado por la vida,
sangrando lágrimas saladas junto a ti,
haciéndose ovillo en tu dolor.
A pesar de todo a veces la vista huye
tras cuerpos de otro tiempo, llevándote
a un sueño de satén y noche eterna,
del que despiertas sudando, intranquilo, sin ella.
A pesar de los pesares, de los gritos,
de las deudas en la cuenta del olvido,
es ella, no otra, quien te observa,
satisfecha, y te ama.
bueno, buenisimo
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