La realidad se bifurca,
yo escribo suspiros que permanecen
incorruptibles
entre tus ojos absortos
y mi lengua audaz,
y tú apenas existes.
Los relojes siguen empeñados
en malgastar mi tiempo
redundando en el fracaso.
Un hogar es un corazón abierto,
no una casa cerrada,
me digo mientras cierro
a cal y canto
puertas y ventanas.
Y tú no haces más que huir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario