Maldices a la luna implorando un motivo
cualquiera,
un asidero tenue,
otra mala excusa
que regalar a tus oídos.
Miras atrás con cierto desdén,
con la mirada fría,
con el odio del vencido,
y no ves más que humo,
el esqueleto de un futuro desvencijado.
Lamentablemente
soportamos el peso de nuestros sueños
cuando cada bocanada de aire arde
y la vida huele a vertedero,
cuando olvidamos dormir
por vigilar nuestro equipaje.
Ya solo queda derramarse o diluirse,
mascullas,
y apenas importa,
sentencias.
' y la vida huele a vertedero,
ResponderEliminarcuando olvidamos dormir
por vigilar nuestro equipaje...'
Es magnífico, Álvaro; el poema entero y la verdad que encierran estos versos.
Y es que hay que tener cuidado con olvidarnos de vivir.
Besos.