Cuando las palabras se te atoren,
se encabriten
y huyan despavoridas
nos quedará un silencio
compartido,
inexacto
y redentor.
Cuando las emociones
nos miren de soslayo,
lloraremos
mares de tinta sinsustancia,
y reiremos
desiertos de sentido.
Cuando el tedio se instale
y las campanas repiquen a duelo
puntuales a la cita
y nos presente el suelo,
cerraremos los ojos,
cogidos de la mano,
y pintaremos otros cielos.
Podemos temblar de miedo
interrogante
ante un futuro incierto
o
simplemente
volar.
Podemos temblar de frío
intuyendo un nuevo infierno
o
simplemente
volar,
porque cada segundo es eterno.
Y tú, ¿qué harás tú entonces?
Nunca olvides tus sueños.