martes, 27 de marzo de 2018

La batalla

Lázaro, levántate y anda,
que la muerte
no le gane a la vida
esta batalla.
Terribles son los desiertos que cruzamos
persiguiendo espejismos 
sin un buen beso que humedezca la boca,
que redima la existencia.
Funestos los naufragios
en aguas siempre gélidas
persiguiendo sirenas
que te comen el alma
y te comen las ganas.
Paisajes invernales
que ofrecen silencio
y un amplio abanico de metáforas
para pintar otro fracaso
que huela a obra maestra.
Sin embargo, 
no sabemos morir.
Permanecemos extáticos
buscando una caricia,
ese recuerdo imaginado,
la palabra de aquel poeta.
Nos aferramos a un tal vez
y boqueamos.
Nos inventamos un tal vez
y respiramos.
Lázaro, no claudiques de viejo,
no empeñes la pluma,
no firmes la baja.
Al fin y al cabo,
no sabemos morir.

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