Suplico silencio
y me retraigo.
Todo urge.
Afuera apremia el tiempo,
quizá llueva.
Los semáforos regulan
el flujo constante
de preocupaciones huecas,
de huellas perdidas.
Huele absurdo.
Patriotas paren banderas
y el público aplaude
su panoplia
de medias mentiras
que disfrazan
sus medias verdades.
No es tiempo de poesía,
dicen,
militantes,
jueces por derecho,
divina sea la parte.
Y yo suplico silencio,
y me retraigo.
Ni me escondo
ni me niego,
pero aborrezco el ruido.
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