jueves, 28 de diciembre de 2017

Gerónimo

Me acerco a tu cuerpo sigiloso,
como una fiera
que saborea ya
los cálidos jugos de su presa,
embargada por el dulce aroma
del instante fugaz
que se derrama por mi boca.
Estás ahí.
Mi lengua te intuye,
mi boca te invoca,
mis manos te urden.
Felina, desarmada, me recibes
y todas las palabras,
parapetos inservibles,
se me antojan superfluas.
De todos modos, vivimos para morir.
Gerónimo.
Si ganar es perder, perdamos.
Perdamos a tumba abierta,
perdamos a cara descubierta.

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