lunes, 10 de abril de 2017

Etérea


El océano se ofrece en llamas
y el último navío está a punto de zarpar.
Ella permanece seca,
los pies en cubierta,
la cabeza en las nubes,
el corazón en la tierra.
El horizonte espera a su espalda.
De fondo,
el débil rumor de la existencia
se empeña en seguir llamando a su puerta,
desvencijada y abierta.

Atreverse a atreverse
no es pecado mortal,
a no ser que quieras
follar en una catedral,
perder la dignidad y las bragas
honrando el sacro altar.

No te enfades,
El azúcar, en mi lengua, es ácido corrosivo.
La herejía es cuestión de carácter,
un carácter que siempre huele a destino.

El sofá no nos salva del naufragio
cuando naufragar es la mejor opción,
cuando respirar es un milagro.

Ella permanece seca,
permanece sola
y se atreve a volar,
líder en su propia ausencia.
Y levita.
Etérea.


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