cuando siento en el alma este silencio
que solo sabe ser sollozo
o música de piano.
Quizá ya te hayas ido
o aún te estés marchando,
importa poco desde siempre.
O puede que sea yo
el que extravíe su camino,
en esta ocasión.
Tanto monta.
Monta tanto.
La música me mece hacia la nada,
hacia mí mismo,
y yo me dejo hacer,
por no variar,
como una adolescente anhelante.
Este mundo no es el mío,
demasiado flow,
demasiado ruido,
y sufro de vértigo y coherencia.
Puede que nunca me entienda,
puede que yo no sea yo
y la vida importe una verga
o puede que no.
Se me escapa el contenido
si no sé ser amor,
si pierdo las riendas,
si olvido quien soy.
Yo aprendí a pensar sentado,
a no dejarme llevar,
a no mirar hacia otro lado,
a buscar el próximo bar.
Mis versos son el aire exhalado,
los delirios que he vivido
antes de ti,
por tu culpa
o a tu lado.
Mi poema más hermoso
está escrito con saliva
para siempre
en tus sueños más amargos.