sábado, 3 de septiembre de 2016

TDAH

Escúchame pulsando aquí.

Me encuentro y no me encuentro.
Todas las luces titilantes me observan
e imponen sus deseos,
entonando un delirium tremens
que abotarga y subyuga.
No acierto a acertar.
Gigantes y cabezudos me rodean,
una orgía estrambótica
que no revela su sinsentido
y permanece,
atada a mi tobillo,
como condena impertérrita y perpetua,
como peso inerte
que no permite el vuelo,
ni para despeñarse.
No me grites,
no te veo.
El aire penetra incandescente
y quema,
inunda los pulmones y los sueños,
ennegrecidos,
irreconocibles,
y se instala.
Ya sólo puedo huir o arder.

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