miércoles, 24 de agosto de 2016

Él / Ella

Escúchame pulsando aquí.

Hoy la he vuelto a ver.
A la misma hora,
en el mismo lugar,
sobreviviéndose a sí misma,
desentendiéndose de un mundo
que, a pesar de ella, agoniza.

Ella permanece,
ajena a mis palabras,
a mis sueños y a mis desvelos,
y, en ocasiones, sonríe
para que el sentido
haga un escorzo
revelando un matiz inesperado,
prohibido.

Yo la observo,
como un voyeur empedernido
atenazado por su propio deseo,
siempre inconfesable,
aterrado.

Hay besos tristes
besos que contienes,
besos que te guardas,
a regañadientes,
y casi se te escapan,
pero no,
pienso para ella,
recreándome en su lengua.

Y ella, permanece.

[…]

Hoy vuelvo al mismo lugar que ayer, con la débil esperanza de verlo. Con la esperanza de ser su paisaje, su aliento.
Y ahí está él, como siempre, como nunca, callado.
A lo lejos me observa y escribe, sin atreverse a leerme, esperando adivinar mis pensamientos.
Lo veo y creo conocerlo, aún sin saber exactamente qué espera o qué piensa. Creo conocer  sus sueños y desvelos, sus demonios y anhelos, sus días malos y buenos. Pero no, es una fantasía...
La distancia es engañosa, pues a pesar de existir, puedo sentirlo, casi lo huelo. A pesar de la distancia puedo verlo frente a mí, vestido con su armadura, tan parecidos al final, tan nuestros.
Hay besos que te queman en la boca, que te explotan en el pecho, que viven en tu mente, que no se llegan a dar, besos que calientan el cuerpo.

Él no sabe todo esto, o quizá lo intuye, y por eso permanece en el tiempo.

[Escrito a dos manos. Siempre rodeado de maravillosas voces. Gracias Arantxa Buján Márquez por tu aliento y tus palabras.]

miércoles, 17 de agosto de 2016

A tientas

Escúchame pulsando aquí.

Sólo el silencio tenue mortifica,
libidinoso,
las aceras desconchadas
de esta noche de arrabal,
húmeda en su entraña,
y cálida de humanidad.
Los pocos transeúntes
huyen de los rincones
mal iluminados,
dónde florece la vida
y las sombras regalan
nichos de amor intempestivo
y fugaz,
como tú
y como yo.
Nos buscamos a tientas
con la infructuosa esperanza
de encontrarnos,
y no.
La noche nos niega.
La noche nos ciega.
Y no.

miércoles, 10 de agosto de 2016

Feliz aniversario

Escúchame pulsando aquí.

Miramos al horizonte
y sólo sabemos ser pasado,
ni sal,
ni sangre.

Observamos inhóspitos el yermo
y no sentimos nada,
ni tan siquiera el oleaje,
pero el tiempo sucede
y erosiona y socava
todos nuestros argumentos.

Nadie nos mira ahora.
Estamos solos.
Y somos silencio.

Sólo los cobardes se arman de valor,
me dices.
Solo los cobardes se bifurcan,
sospecho.

Mañana nos desearemos
feliz aniversario.

jueves, 4 de agosto de 2016

Nada que añadir...

a descubrirme en ti,
a cantar canciones infantiles,
y a huir del redil
al mínimo descuido.
A imaginarme siendo tú,
sin ser tú.

Vine a descubrir la lluvia
poniéndome debajo,
mojándome la entraña,
a bailar con la lumbre
para secar un alma
que apostar a doble o nada,
y perder,
ensayando la impostura
de pretender ser alguien.

Además vi el mar,
que me esperaba con mis dudas,
que iba y venía
sin más destino que la inercia
y el olvido.

Bailamos juntos un instante
en la orilla,
rozando la eternidad
cogidos de la mano.

Y luego te fuiste
tras descubrir tu lluvia, tu mar y tu fuego.

Vine vacío,
y desnudo.
No tengo ni el aire que hurto
para repetir,
una vez más,
el mismo verso terco
que ya no dice nada.