y mis pasos,
nuestras huellas serán
estelas apenas,
imposibles de seguir
o soñar.
Pasarán los años
como trenes desbocados
y no veremos llegar
las palabras que nos hacen,
que se instalan,
que se clavan.
Vendrá nuevo el amor,
con su embrión de dudas,
a crear castillos de naipes,
futuros perfectos
flotando en el aire,
y no diremos que no.
Vendrán la muerte,
el hastío,
la soledad,
y harán de nosotros tormenta
sin visos de amainar.
Y sin embargo todo fluye
y permanece,
a pesar de nuestros egos infantiles.
Recuerda,
no pudimos ser mejores,
pero podemos ser mejores.
Pasará mi tiempo
y seré nomás una voz lejana
y antigua
que te habita,
recóndita.
Una voz que te invite a fracasar,
una vez más.
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