martes, 22 de marzo de 2016

Camino de Oz



Tú también tendrás que avanzar y dibujar tu propia senda de baldosas amarillas, murmuraba el poeta consciente de la ausencia de auditorio.

Serás espantapájaros
y observarás absorto
un mundo imposible.
No entenderás nada.

¿Cómo aceptar el dolor y la ausencia?
El miedo y la soledad se atrincheran
y los leones solo saben dormitar
y soñar.

Apenas sentimos,
pero podemos comprar otro abrigo
que disimule nuestro vacío en el pecho
hasta quedarnos inmóviles.

Una mirada perdida, clavada más allá del tiempo, interrumpe brevemente el instante de delirio y enajenación. Un suspiro profundo que más que aire exhala vida. El penúltimo trago.

Vivir es una oda, o una letanía.
Los puntos cardinales se confunden
con las voces
de la gente que viene y que va,
vendiendo simulacros,
aparentando respirar
e ir a alguna parte.

La bruja buena es la bruja mala,
vestida de domingo.

La última frase flota en el aire y quiere anclarse en la memoria, significando más de lo tolerable. El poeta yace exhausto, pero aún su mano tiembla.

Dorothy, no mires atrás.
Se hace camino al andar.

sábado, 19 de marzo de 2016

El simulacro

No supimos darle forma al silencio
que acabó por imponerse,
tiránico y austero.

Decidimos sobrevivir apenas,
como pollos sin cabeza
que huyen del olvido
y abrazan la intrascendencia,
ávidos de sí mismos.
Y por supuesto fracasamos.
Aquí nadie sobrevive.

Nunca imaginas el próximo dolor,
la penúltima traición,
pero acude, y te desalma.

Los clientes de la primavera nos observan
y fingen no entender nada,
estar vivos,
el orgasmo.

Fumar mata. Pero ya nacimos muertos. 

domingo, 6 de marzo de 2016

Veinte años...



A mis alumnos... 

Lloverá sobre tus pasos
y mis pasos,
nuestras huellas serán
estelas apenas,
imposibles de seguir
o soñar.

Pasarán los años
como trenes desbocados
y no veremos llegar
las palabras que nos hacen,
que se instalan,
que se clavan.

Vendrá nuevo el amor,
con su embrión de dudas,
a crear castillos de naipes,
futuros perfectos
flotando en el aire,
y no diremos que no.

Vendrán la muerte,
el hastío,
la soledad,
y harán de nosotros tormenta
sin visos de amainar.

Y sin embargo todo fluye
y permanece,
a pesar de nuestros egos infantiles.

Recuerda,
no pudimos ser mejores,
pero podemos ser mejores.

Pasará mi tiempo
y seré nomás una voz lejana
y antigua
que te habita,
recóndita.

Una voz que te invite a fracasar,
una vez más.

Veinte años...



A mis alumnos... 

Lloverá sobre tus pasos
y mis pasos,
nuestras huellas serán
estelas apenas,
imposibles de seguir
o soñar.

Pasarán los años
como trenes desbocados
y no veremos llegar
las palabras que nos hacen,
que se instalan,
que se clavan.

Vendrá nuevo el amor,
con su embrión de dudas,
a crear castillos de naipes,
futuros perfectos
flotando en el aire,
y no diremos que no.

Vendrán la muerte,
el hastío,
la soledad,
y harán de nosotros tormenta
sin visos de amainar.

Y sin embargo todo fluye
y permanece,
a pesar de nuestros egos infantiles.

Recuerda,
no pudimos ser mejores,
pero podemos ser mejores.

Pasará mi tiempo
y seré nomás una voz lejana
y antigua
que te habita,
recóndita.

Una voz que te invite a fracasar,
una vez más.