domingo, 11 de octubre de 2015

Sin embargo, tú

Me he quedado de nuevo absorto en el aire,
contando sueños transparentes,
jugando a ser yo,
muriendo solo los domingos que agonizan
empapados de gris y silencio quebradizo.

Los tambores de guerra resuenan desde dentro
y marcan un paso imposible.
Imposible no caer,
no besar el suelo nuevamente,
para descubrir el sabor de una sangre y una tierra
amada y agridulce, mía y de nadie.

Da igual.
Fracasa otra vez.
Da igual.
Fracasa mejor.

Pero no da igual.
Nunca ha dado igual.
Cada cicatriz cambia tu cara
y cambia tu alma.
Todos los golpes son bajos
y siempre duelen más.

Yo nunca quise vivir para siempre,
es aterradora la inmortalidad,
solo aquí,
solo ahora,
no existe más allá.

No iremos al parque con los críos,
no bendeciremos con nuestro amor al tedio
ni seremos dos amantes en época de celo.
No miraremos las esquelas los domingos.

Y, sin embargo, muero por verte.

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