Semper Fidelis,
gritaban los locuaces
mientras los poetas
cultivaban el silencio,
dejando hacer,
dejándose ir.
Los cómplices de la miseria
se rebelan hartos
de tanta conmiseración,
y rozan el ridículo.
Las horas se mecen en tu regazo,
insulsamente alegres
a pesar de nada.
Apenas las palabras desbordan,
y no son más que otro modo de callar.
Beatus Ille,
piensas.
In vino veritas,
aseveras.
De res natura es
la lágrima
que convoca a los espíritus
y eleva a un hombre a los altares
de la propia existencia.
Y no caben respuestas
cuando las preguntas están de más.
No moriremos de amor esta noche.
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