sábado, 12 de septiembre de 2015

El Gran Silencio


Miramos las estrellas y dibujamos sueños.
Todas las preguntas se agolpan
y se confunden
hasta el último grito:
¡existo, y te busco!

Supongo que tú también estás sufriendo
enfrentado a la insoportable levedad del ser,
al vacío insondable de un mundo
que nunca ha sido nuestro,
que nunca será nuestro,
que se basta a sí mismo.

Sin embargo estamos solos,
ontológicamente solos y jodidos,
al borde de la cordura.

Compramos excusas al peso
para dar otro paso y no claudicar,
esperando una respuesta,
conjurando una respuesta
y de rodillas.

Vendemos humo
y tiempo que huye,
un tiempo que no quiere ser cómplice
y se lava las manos.

A veces tiemblo y pienso en ti.
Sé que existes,
dondequiera y comoquiera,
eres.
La misma luz nos acaricia,
aunque yo no te vea
y cuestione a las estrellas.

4 comentarios:

  1. La misma luz nos acaricia sí,
    y segurmente la misma lluvia
    que ahora mismo está cayendo...
    Solo que tú escribes cien mil veces mejor ;)

    Un placer! haberte leído.

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    1. Muchas gracias, María. Un placer haber llamado tu atención. Saludos.

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  2. Todas las estrellas que cuestionas se alojan en mi pecho, regresan a casa y me provocan el brillo que robaron de tus días y noches de silencio.
    Buscar dejará de ser un grito que, convertido en senda, será de nuevo sueño por sí mismo en pos del tiempo que quiere empezar a ser nuestro y del mundo.
    Es realmente bello, aunque aún no tanto como tu alma.
    Un abrazo inmenso Álvaro.

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    1. Raquel, desde que te conozco inundas de luz mi vida, y eres aliento fundamental de mis palabras. Gracias siempre. No te vayas nunca.
      Te quiero, sin metáforas.

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