y llueve sobre mojado.
Las calles discurren vacías
y las ventanas se pueblan de sueños
a veces de amor
que fabrica castillos de naipes
con las gotas que besan el cristal,
a veces pesadilla
y angustiante soledad duermevela
que observa el alféizar
con mariposas en el estómago.
Algún paraguas se atreve al desamparo,
e invariablemente naufraga,
no es este un tiempo de héroes.
De fondo el mar hace el amor con la roca
y ruge,
intrascendente,
melodías de invierno y de sal.
Sigue lloviendo,
se perpetúan las mareas,
siempre el mismo río, nunca el mismo río,
y se pueblan las ventanas de poetas.