Amar es un acto complejo y un acto
sencillo,
como respirar,
lo haces y punto,
sin pensar demasiado,
salvo extinción.
Amas desde el primer pezón,
sin condiciones,
escribes un porquesí enorme
e invariablemente naufragas.
El amor todo lo ocupa,
sin mesura,
se alía con el tiempo
y te embauca,
regalando usura.
Amas por inercia,
por pura pesadilla,
y desnudas cuerpos
sin hacer mucho ruido
ni soñar muy profundo.
El amor es así, te dices;
el destino de todos los pasos,
la razón de amanecer y verlo,
el modo de ser en el mundo;
después hay amores y amores,
como el ladrón que ama el dinero,
o el rey que ama su ombligo,
o el verdugo que ama a su reo
o el timador que ama a su cristo;
otros aman las flores,
y siembran, y recogen…
El amor se hace de manera peculiar en cada
cama,
singular y comunitaria,
pero sigue siendo amor.
Y en tu cama de poeta el amor vibra con
la vida
que vives, que escribes, que sueñas.
Sin duda el amor todo lo envuelve y revuelve. Cada quien a su manera de inundados placeres u ofuscados temores, aman y crecen, y sufren o jadean.
ResponderEliminarPero cuando el amor invade la cama de un poeta hasta el universo se estremece, se arañan de gusto las estrellas y la vida se confunde con el sueño que se dejó de escribir para ser acariciado.
Precioso poema, me uno a ti en ese apoteósico final.
¡¡¡Un abrazo inmenso!!!