lunes, 15 de septiembre de 2014

Fundido a negro

Nunca fuimos extraños.
Antes de doblar aquella esquina,
de leer el periódico de ayer,
aderezado con un sabroso café aguado
y un croissant made in china,
de enfrentarme a otro lunes traidor,
antes,
mucho antes de eso,
yo ya te conocía.

Tu voz resonaba en todos mis rincones,
asumiendo un eco perenne,
y repetía una y otra vez la palabra,
denodada y transparente.

Tu mirada latía inquisitiva en todas las miradas,
como un león al acecho.

Yo ya te conocía,
presentía tu presencia
y soñaba que escapaba,
indemne una vez más,
del abismo de tu ausencia.

Y aquel lunes otoñal,
gris y terco en la tristeza,
te vi.
Te vi y supe que eras tú,
que habías sido siempre tú.

Fundido a negro.

El martes los diarios destacaban
la insultante belleza
de la suicida matutina.


No hay comentarios:

Publicar un comentario