lunes, 28 de julio de 2014

Voyeurisme

Ayer te observaba en silencio,
tú bebías ajena y dichosa tu taza de té
y la vida sucedía alrededor.

Yo, mientras, respirando a medio pulmón,
rondándote desde la otredad,
deseando bailar a la luz de la luna,
no acertaba a existir en tu presencia.

Tu mirada traviesa saltaba de aquí para allá,
evitando, en la medida de lo posible,
mi tendencia insana a la trascendencia,
y tus manos jugaban, nerviosas y seguras,
a doblar un corazón de tinta
que un poeta inconsciente te había regalado.

Hoy te observo, en silencio,
amarrada todavía a la noche vacilante,
temerosa de tus sueños y mis sueños,
y te quiero aún más que antes,
aunque tú no me veas.


2 comentarios:

  1. Un poema lleno de ternura y amor.
    Quien puede doblar con tiento un corazón de tinta seguro que sabe apreciar al inconsciente poeta que pinta sentimientos.
    ¡¡¡Un abrazo enorme Álvaro!!!

    ResponderEliminar