domingo, 8 de junio de 2014

El precio más alto

Los absurdos de este tiempo sinsabor
aniquilan el recuerdo de la audacia
y todo permanece inmóvil,
esperando un desatino.

Esto no es una epopeya,
los héroes vagan sin destino errantes,
tras una estrella pornográfica
y libidinosa.

No es una elegía ni una oda,
esta vida nos ha tocado vivir,
no otra,
mejor ir haciéndose a la idea,
mejor dejarse de metáforas baratas.

Esto es el relato de un fracaso continuo,
el propio, el de cada uno,
el que cada mañana se enhebra en nuestras vidas huecas,
el cotidiano que quiebra la esperanza
de seducir con un requiebro al futuro,
la mísera vida.
Todas semejantes en su insolencia juvenil,
en los sueños prefabricados que ansiamos,
en la deriva siempre inesperada.

El precio más alto de la vida no es la muerte,
el precio más alto de la vida es la angustia.