domingo, 29 de septiembre de 2013

Ángel custodio


…Tengo un apetito voraz…

Y yo te observo,
como un ángel custodio,
entre la admiración hambrienta
y el terror duermevela.
La lluvia y tu respiración
adormecen mis sentidos
pero inflaman una imaginación
acostumbrada al desamparo,
a disfrazarse de olvido,
a ser un mal presagio.

…¡Pólvora!…

Pronuncias las palabras con énfasis,
con los dientes y los puños apretados
y en tensión me crece la angustia
de una noche eterna que diluvia
y ofrenda pesadillas a mi sueño dorado.
Maldigo el insomnio que me obliga
a escuchar tus noches elocuentes
cuando intempestiva mascullas entre dientes
otro nombre, un sonido que asesina.
Después te das media vuelta,
a veces te beso, rozando apenas tu mejilla,
para no despertarte,
para pensarte tranquila,
y me entrego a mis monstruos.
¿Soportarás mi condición de suicida?

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Pérdidas habituales



Aprendí pronto a no entenderte,
a aceptar tu otredad,
a inventarme motivos.
Vienes y te ofuscas, te alejas y me besas
o sencillamente me das la espalda
y yo no te toco.

Después de todo tu ausencia
es una presencia que va poblando las esquinas,
haciendo suyos recuerdos que no pudieron ser,
naufragando en una lágrima.

El espejo me conmina a renegar de un amor
absurdo que desborda y nada,
de un imposible improbable que escapa
y te deja lamiendo heridas,
tendido al sol.

La luna echa en falta mis aullidos,
tus gemidos, mis pordiós,
y se acostumbra,
afortunadamente impertérrita,
a un silencio desolador.

Anoche tuve un sueño pesadilla,
anoche, de nuevo, te perdía.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Ser quien soy



Me acostumbro cada día a ser el amante,
a no ser el amor,
a pasar los domingos entre lágrimas
que agonizan al sol.
Te acepto cuando vienes, intempestiva,
acepto tus juegos malabares
y el calor desbordante de tu risa,
y me quemo en un cuerpo que arde.
Sé que somos imposible,
una absurda contradicción,
que vuelvo a ser un kleenex,
el verso sin rima de la canción.
Tras el fuego te vas
y me dejas a mi muerte,
desnudo y helado,
como un cuerpo transparente
hecho de semen y sal.
Yo no sé ladrar,
apenas escribo,
a borbotones y mal,
suplicando tu olvido.

Aprendí a ser el amante,
aprendí a renunciar al amor,
a convertirme en un páramo errante,
a celebrar con ginebra el dolor.

No maldigas ahora mi estampa,
solo pude ser quien soy.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Superstición



Clarividente,
el oráculo me anunció su profecía:
Tres vendrán que marcarán tu camino,
la primera con sangre,
la segunda con fuego,
la tercera, con la sal del olvido.
Y me fui,
con las manos en los bolsillos,
alérgico a dioses y profetas,
vestido de amarillo,
fumándome otro peta,
convencido de mi Carácter es destino.

Pero vino la sangre y me arrasó las venas,
me dejó vacío de certezas,
huérfano de sueños,
paria y apátrida,
un hijo bastardo de la hoguera
que muere en el recuerdo de una cama
miserable, oscura y enferma.
Y el hijo del fuego en fuego se quema,
despelleja el alma y enardece la locura,
se consume entre humo denso y amargura,
consciente y embargado por la pena.
Esa era la segunda.
¿Y si carácter no es destino?
¿Y si es solo azar?
Tirar los dados en el vacío
y siempre ser impar,
seres condenados al desvarío,
a deambular
hasta encontrar nuestra parcela de olvido,
nuestra estatua de sal.

El oráculo me lo dijo,
y yo iba vestido de amarillo.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Diálogo de besugos



El aire arde esta mañana
y los suicidas han salido a solazarse.
Enfrentado a una soledad inmensa
yo inicio un diálogo de besugos
que siempre suena mal.
Respirar es un acto de fe,
o simplemente inercia.
Quizá mañana sea otro día,
pero mi reloj no avanza
a pesar de su tic-tac asesino.
No me arredro ante la nada,
terminus de todo,
hace tiempo enajené el camino,
carácter es destino.
Crear es, a veces, sangrar,
perder la esperanza con cada adjetivo,
venderse a la impostura,
creerse ficticio,
y serlo.