domingo, 26 de mayo de 2013

Tiempo


aunque lo sientas traidor y miserable.
Ayer volaba
y no te dejaba respirar la alegría
que dibujaba mariposas a tu alrededor.
Huía raudo y veloz
llevándose entre sus brazos
toneladas de valiosos segundos,
dejándonos vacío.
Hoy no avanza.
La quietud inunda el mundo.
No hay vida.
Mientras tanto,
en este momento pesadilla,
sueñas con un reloj que avanza
dibujando horas distintas
que no saben a condena.

Confía en el tiempo,
que suele dar dulces salidas
a muchas amargas dificultades,
y desvestir de tormento los recuerdos,
y colocar los afectos y los duelos.

lunes, 20 de mayo de 2013

Una furtiva lágrima



Una furtiva lágrima asoma intempestiva
la comisura de tus labios perennes,
esbozando apenas una triste sonrisa,
y renegada, un dolor en ciernes.

Llevamos desde siempre hablando de lo mismo,
amor y muerte, no hay otra cosa:
amor a dios, a la mujer o amor al amor,
autoamor que se recrea en un espejo
y se descubre solo, muerto.
Y muerto descubre la muerte y su alivio,
su alivio y su desgarro.

Ahora, siendo otros, seguimos siendo los mismos,
un par de enajenados entrambos consumidos,
un ejemplo más de las veleidades de un destino
que, por no hacer mudanza en su costumbre,
bifurca los senderos, divide los caminos.

No puedo hacer más que repetirlo en el vacío
de esta página virginal que se me ofrece:
la angustia no es la falta de aire,
la angustia es la ausencia de sentido.

lunes, 13 de mayo de 2013

Medio siglo


Uno aún no es del todo con cinco años. Con diez es un curioso empedernido. Con quince se rebela ante todo y ante nada, simplemente se rebela. Con veinte es alocado, estrena —y a veces falla— la inmortalidad, se enajena. Con veinticinco descubre las profundidades recónditas del ser humano, y se sumerge. Con treinta uno es estúpido, absolutamente gilipollas. Aún es peor con treinta y cinco, además de gilipollas, pesado, y un poquito gordo. A los cuarenta te vas empezando a dar cuenta. A los cuarenta y cinco ya lo tienes claro: esto es una broma pesada, un sinsentido, un empezar a ser nada y acabar siendo nada. Y por joder te reciben, con suerte, los cincuenta. Puto medio siglo.

miércoles, 8 de mayo de 2013

La frontera





Desde este lado de la vida
la ventana se llena de adjetivos.
No es posible salir incólumes de este trance, desde luego,
pero antes de morir, mejor haber vivido.
Escuchar el mar,
lejano y cercano en un abrir y cerrar de ojos,
sentir su sal lasciva en la propia saliva
templando un carácter que forja destino,
se ofrece como la rutina de un antihéroe
que escribe poesía.
La ventana como una frontera entre dos mundos
que colisionan,
dulcemente cuando el silencio se hace balsa
y las palabras discurren tranquilas y de la mano
dibujando el embrión de un suspiro
o la sombra de una sonrisa,
 o amargamente cuando el silencio ahoga
y las palabras astilladas rasgan la garganta
y la sangre se confunde con la tinta
y todo todo todo pierde sentido.

Guerra y paz

Pincha aquí para escuchar el poema

El aire arde,
en llamaradas estalla la tormenta
y atraviesa el absurdo que heredan
los héroes cobardes.
La guerra ha terminado y los guerreros
retornan a sus casas muertos de vergüenza,
con el alma y el rabo entre las piernas,
prisioneros del miedo propio y del ajeno.
Los motivos y causas más nobles perecen
al primer entrechocar de espadas,
aunque el campo de batalla sea una cama
y se quieran amantes ambos combatientes.
Todos pierden al firmar el armisticio,
las heridas siempre supuran venganza,
y se miran y se miden con desconfianza
comparando sin piedad lo perdido.
La sangre ha de correr de nuevo,
no puede ser esta infame paz duradera,
el soldado se muerde las ganas y espera,
silencioso, otro tiempo de fuego.