jueves, 21 de marzo de 2013

Exiguo presente


Errar impenitente por los arrabales de la cordura,
como un ave eternamente peregrina,
esquivando espejos,
rompiendo espejos,
vomitando dolor a borbotones,
enajenando miradas,
se antoja un motivo insuficiente.
La huida solo ofrece agua salada,
y estoy sediento.
El pasado funda flores de luto,
tempus fugit,
locus eremus y amoenus se confunden,
y mi casa huele a cementerio.
El futuro es un espejismo certero,
un reflejo anonadado,
el recuerdo de un recuerdo.
No tengo excusas,
ni razones ni razón,
solo la rutina alimenta mis versos,
manidos e insignificantes.

3 comentarios:

  1. Y la belleza, más que suficiente razón para tus versos. Precioso!!!

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  2. me gusta todo menos el último verso, si sigues así voy a tener que memorizarte.

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    1. Gracias Ana, pero lo de memorizarme ni de broma, qué manera tan absurda de ocupar la memoria... No sabes lo mucho que me halagan tus comentarios.
      Besos.

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