jueves, 21 de marzo de 2013

Exiguo presente


Errar impenitente por los arrabales de la cordura,
como un ave eternamente peregrina,
esquivando espejos,
rompiendo espejos,
vomitando dolor a borbotones,
enajenando miradas,
se antoja un motivo insuficiente.
La huida solo ofrece agua salada,
y estoy sediento.
El pasado funda flores de luto,
tempus fugit,
locus eremus y amoenus se confunden,
y mi casa huele a cementerio.
El futuro es un espejismo certero,
un reflejo anonadado,
el recuerdo de un recuerdo.
No tengo excusas,
ni razones ni razón,
solo la rutina alimenta mis versos,
manidos e insignificantes.

lunes, 11 de marzo de 2013

Otra mentira


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Súbitamente navego por una casa que me invita al naufragio,
y naufrago,
y náufrago braceo intentando arañar un poco más de aire,
un poco más de tiempo.
La ausencia rebota como el eco en todas las paredes,
con su frío ardiente y sus espejos hambrientos.
A veces aún creo descubrir tu olor al entrar en el baño,
pero, falsa alarma, solo es mi mierda.
Lo malo del poeta es la poesía,
esa puta manía de deformar el mundo y apropiárselo,
el arte de decir siempre lo correcto
y no decir nunca lo adecuado.
No bendecir un pasado en ruinas.
No maldecir el camino recorrido.
No perseguir quimeras.
Encontrar cada día el embrión de un motivo
para no cortarse de un tajo las venas.

sábado, 2 de marzo de 2013

Captatio benevolentiae

¿Quién se atreve al juicio?
¿Qué mano traidora y suicida lanzará la piedra primera?
Soy un hombre, vivo sin dios y sin bandera,
asumiendo en persona mis delitos.
No humillo el alma.
Duermo a pierna suelta en cualquier cama.

Sé que he de morir como Quijano,
abrazado a un sueño,
como un agosto de invierno,
imposible y sin embargo...

La culpa no atenaza mis entrañas,
todos los besos han sido de veras
a pesar de los pesares y las penas,
recibiré la piedra con la frente alta.


La culpa no atenaza mis entrañas,
todos los versos han sido de veras
a pesar de los pesares y las penas,
recibiré la piedra con la frente alta.

Si hay que morir, como parece,
mejor haber vivido.

viernes, 1 de marzo de 2013

Un invierno riguroso


Pincha aquí para escuchar el poema

Este ha sido un invierno riguroso:
vino el frío a congelar el alma,
con sus témpanos de odio
y sus copos de nieve como lágrimas
de tristeza e incomprensión;
vinieron las lluvias torrenciales,
y arrasaron.
Se llevaron por delante mil futuros
y un pasado, dejando a su paso
solo un presente silencioso y estancado;
vino el hastío, sin llamar a la puerta,
sin cita previa,
a instalarse entre tu yo y mi conmigo,
con su cara de pena y su maleta de olvido;
vino la soledad,
seductora y duermevela,
con promesas de nada,
sorda, muda y ciega,
a poblar los agujeros de una ausencia entregada.
Este ha sido un invierno riguroso
y solo queda esperar la primavera.